Ginecología general
La ginecología en la etapa infantil se limitará a aquellos casos en los que el pediatra considere necesaria una valoración por parte del ginecólogo por problemas muy concretos (alteraciones físicas diagnosticadas en la infancia, flujos vaginales, alteraciones mamarias, dolores abdominales…).
Otra etapa muy importante en la vida de la mujer es la ADOLESCENCIA, periodo de transición entre la niñez y la edad adulta; que se manifiesta con múltiples cambios, tanto físicos como psicológicos. Este periodo podríamos considerarlo de los 10 a los 19 años. En la primera etapa de la adolescencia se produce la PUBERTAD, durante la cual se inician los cambios físicos por el aumento de los niveles de hormonas sexuales, tales como: aumento del vello púbico y axilar, aumento y desarrollo de las mamas, cambios a nivel de la piel siendo esta más grasa y aumento de la actividad de las glándulas sudoríparas, y principalmente la aparición de la MENARQUIA (primera regla).
Todos estos cambios producen en la adolescente unos trastornos psicológicos y emocionales importantes que debemos canalizar correctamente para evitar un problema de autoestima y asegurarnos una buena transición a la edad adulta.
Es importante en este periodo la visita al ginecólogo para explicar las posibles alteraciones que pueden presentarse, habitualmente normales: amenorrea (periodos sin regla), dismenorrea (dolor con la regla), metrorragias… e informar sobre la sexualidad con el fin de evitar las infecciones de transmisión sexual y los embarazos.
A partir del momento en que la adolescente empieza a tener relaciones sexuales aconsejamos que se realice la revisión ginecológica anualmente.
La ginecología en la edad adulta se centra en el periodo fértil de la mujer, es decir, el periodo entre la Menarquia (aparición de la primera regla) y la Menopausia (desaparición de la regla). Durante toda esta época es aconsejable realizar un chequeo o revisión ginecológica anual que variará en función de cada mujer y de la problemática que presente. En general consistirá en una exploración de las mamas, una citología cervical con colposcopia, un tacto vaginal y una ecografía ginecológica.
En ocasiones podrán realizarse otras pruebas diagnósticas o pedir estudios concretos, tales como analíticas, mamografías, urodinamias….
No hay que olvidar que el mejor tratamiento para el cáncer ginecológico y otras patologías crónicas se basa en un diagnóstico precoz, y las visitas periódicas al ginecólogo son la piedra angular de la prevención.
La menopausia es una etapa fisiológica normal de la mujer que se caracteriza por el cese permanente de la menstruación y de la actividad ovárica, que se establece cuando han transcurrido doce meses sin la regla. Generalmente se presenta alrededor de los 50 años, pero puede darse a partir de los 42 años. Si se desarrolla antes se considera una MENOPAUSIA PRECOZ y normalmente necesita tratamiento.
La menopausia no tiene por qué ser un problema para la mujer, pero en ocasiones los cambios fisiológicos que se producen pueden afectar la vida cotidiana y precisan de tratamiento.
Los cambios no tienen por qué presentarse en todas las mujeres, pero el 80% los sufren de una forma temporal con mayor o menor intensidad.
Los más significativos son:
- Sofocos (un síntoma más frecuente y precoz)
- Trastornos del sueño
- Sequedad vaginal (en general de todas las mucosas y de la piel)
- Alteraciones emocionales
- Alteración del metabolismo (aumento de peso).
En la menopausia son muchas las mujeres que no necesitan seguir ningún tratamiento o bien únicamente deben seguir un tratamiento específico para un síntoma concreto. Otras mujeres necesitarán un tratamiento global.
Los tratamientos se basan en:
- Medidas dietéticas
- Ejercicio físico
- Cremas vaginales (hidratantes o con estrógenos)
- Fitoestrógenos
- Tratamientos hormonales sustitutivos (parches, cremas, comprimidos orales, implantes)
- Y… la novedosa terapia de HORMONAS BIOIDÉNTICAS
La menopausia no debe considerase como un periodo de decadencia de la mujer, sino como una etapa más de la vida que precisa de una adaptación y, en su caso, de tratamientos específicos, si se precisan, para seguir disfrutando de una buena calidad de vida.
Durante la menopausia es muy importante seguir realizando las revisiones ginecológicas anuales, así como consultar al ginecólogo todos los cambios y síntomas que se produzcan, para que éste pueda aconsejar sobre los diferentes tratamientos que puedan realizarse.
Es el tiempo de transición entre la etapa fértil y la no fértil de la mujer, y se caracteriza por los cambios hormonales debidos a la reducción de los estrógenos lo que conlleva unos ciclos irregulares con sangrados muy variables.
La duración es aproximadamente de 10 años y se divide en dos etapas:
- Premenopausia (periodo hasta la última regla de unos 3 a 5 años): durante este periodo es preciso realizar anticoncepción por el riesgo de un embarazo
- Postmenopausia (periodo a partir de la última regla de 7 a 10 años).
REVISIÓN GINECOLÓGICA
Para la mayoría de mujeres, la Revisión Ginecológica (RG) constituye la primera visita entre el ginecólogo y la paciente. Esta debe realizarse anualmente e iniciarse a partir del momento en que una mujer tiene relaciones sexuales.
Muchas mujeres consideran la RG un chequeo anual y consideran al ginecólogo su médico principal, por lo que es muy importante una buena relación médico-paciente.
La RG habitual consiste en una exploración de las mamas, la realización de una citología y colposcopia cervical, un tacto vaginal bimanual y, en la mayoría de los casos, una ecografía ginecológica.
En ocasiones determinadas, según los hallazgos encontrados o los comentarios de la paciente, podrá ser preciso la realización o la solicitud de otras pruebas ginecológicas (mamografía, urodinamia, densitometría ósea, analíticas…)