Representa actualmente el cáncer ginecológico más frecuente de la mujer en países desarrollados después del cáncer de mama. Su mayor incidencia se da sobre los 60 años en la postmenopausia. La causa principal es el hiperestrogenismo mantenido sin el freno de la progesterona, como en pacientes en tratamiento con THS de larga duración, la obsesidad en la menopausia o tratamientos con Tamoxifeno por cáncer de mama. Otros factores de riesgo son: menopausia tardía, nuliparidad, pacientes con ovarios poliquísticos, herencia familiar en 18%, radioterapia sobre la zona… La clínica es muy difusa, pudiendo presentar la paciente o referir unas pérdidas sanguíneas o leucorrea “de lavar carne” en la postmenopausia o la visualización de una hipertrofia del endometrio por ecografía en la revisión ginecológica. El pronóstico en general es muy bueno, pudiendo aplicarse en muchos casos la realización de una cirugía muy limitada, y en ocasiones quimioterapia posterior.
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