La ecografía tridimensional (3D) es una representación en las tres dimensiones del espacio de las imágenes obtenidas mediante ecografía bidimensional convencional. La ecografía 4D es una técnica que permite visualizar al feto en las tres dimensiones y en movimiento a tiempo real. Mediante esta técnica podemos visualizar el feto moviéndose en el interior del útero materno. En determinados momentos las imágenes pueden presentar una gran calidad y realismo siendo posible observar el comportamiento del feto en el interior del útero como por ejemplo su sonrisa, sus muecas o sus bostezos. Existen estudios que demuestran que esta exploración incrementa el vínculo afectivo de los padres con el futuro hijo. Sin embargo no debemos olvidar que aunque la finalidad de esta ecografía es fundamentalmente lúdica, existen ciertas patologías fetales como el labio leporino en cuyo caso la ecografía 4D aporta información relevante referente al grado de malformación existente. La ecografía 4D se puede realizar en cualquier momento del embarazo siendo entre la semana 27-32 de gestación el momento ideal para observar con mayor definición y madurez los rasgos faciales. La técnica tiene ciertas limitaciones y no todas las imágenes se obtienen con igual definición; por ejemplo la cantidad de líquido amniótico, la posición fetal, la posición de la placenta o determinadas condiciones maternas como la obesidad disminuyen las condiciones de visualización óptimas.
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