Patología mamaria: Patología benigna
La patología benigna de la mama supone un amplio espectro de alteraciones que podemos clasificar en función del síntoma principal que lleve a la paciente a la consulta. Así, podremos ver: nódulos palpables, secreción por el pezón, dolor, alteraciones de la forma de la mama y alteraciones de la piel.
FIBROADENOMA
Los nódulos sólidos están formados fundamentalmente por tejido fibroepitelial, siendo el mayor exponente el FIBRADENOMA (el más frecuente) y suelen tener un tamaño de entre 2 y 4 cm, si bien pueden verse algunos con un tamaño superior a los 8 cm. Suelen aparecer antes de los 40 años y, si no crecen ni duelen, no es necesaria su exéresis. Se aconseja un diagnóstico como mínimo por PAAF.
QUISTES
Otro nódulo muy frecuente son los QUISTES, que son acúmulos de líquido con una máxima aparición entre los 35 y los 40 años. El tamaño puede ser muy variable, desde milímetros hasta varios centímetros. La aparición de los quistes puede deberse al bloqueo y la dilatación de los conductos por el edema estromal que se produce por los estímulos hormonales. Habitualmente van muy relacionados con las pacientes que presentan una mastopatía fibroquística, con aumento del tamaño y dolor antes de las reglas. Con la menopausia mejora la sintomatología y llegan a desaparecer. No es necesario operar los quistes a no ser que provoquen mucho dolor o que sobresalgan a simple vista por encima de la piel. En este caso realizaremos una punción con aguja fina y procederemos al vaciado del quiste.
En estos tipos de nódulos el diagnóstico se realizará básicamente por anamnesis, exploración manual y ecografía de mama.
Es un proceso benigno de la mama referido al dolor que puede presentarse de forma cíclica y puede estar relacionado con los ciclos menstruales. Es uno de los síntomas más frecuentes de consulta. Cuando el dolor es cíclico y se produce antes de la regla, se conoce como Síndrome de tensión mamaria premenstrual y es debido a los cambios hormonales que se presentan en la mama, siendo más frecuente entre mujeres jóvenes y de forma bilateral. Con la regla el dolor desaparece o como mínimo mejora.
Cuando el dolor no es cíclico, la causa más frecuente es la Mastopatía fibroquística, que se relaciona con un aumento del tejido fibroso y la aparición de microquistes y placas fibrosas por toda la mama, siendo normal en la mayor parte de las mujeres jóvenes.
La aparición de secreción mamaria en una mujer es frecuente si se busca específicamente este hecho en la exploración mamaria. Se considera que, durante la vida de la mujer, un 50-80% de ellas presentarán algún tipo de secreción excluyendo la lactancia. La mayor parte de las secreciones son o fisiológicas o de patología benigna por papilomas, ectasias ductales, hiperprolactinemias, farmacológicas, traumatismos de la mama… Lo normal es que sean bilaterales y pluriorificiales. Pero siempre debemos tener en cuenta y descartar, a pesar de su baja frecuencia, que no se trate de un síntoma de un cáncer de mama. Para un correcto diagnóstico resulta imprescindible una historia clínica correcta, una exploración minuciosa, la toma de una impronta citológica, un cultivo si es preciso y una ecografía mamaria (en ocasiones solicitaremos la realización de una mamografía y una galactografía).
El tratamiento de las secreciones puede ir desde no tener que hacer nada hasta un tratamiento médico o una cirugía como en el caso del diagnóstico de papilomas.
Es un proceso inflamatorio de la mama que se presenta de dos formas:
- Aguda: donde predomina la mastitis puerperal (relacionada con la lactancia).
- Crónica: siendo la infección subaguda recidivante la más frecuente.
La mastitis se presenta como un enrojecimento de una parte de la mama o de toda ella con calor local y dolor, y en ocasiones se presenta también con febrícula o fiebre. Puede asociarse a un absceso subyacente, siendo la causa más frecuente la infección bacteriana.
El tratamiento inicial y habitual de las mastitis y abscesos será un tratamiento médico mediante antibióticos y antiinflamatorios. En los casos en los que estos problemas no se solucionen y persista un absceso, será necesaria la realización de un desbridamiento y, en los casos recidivantes, la exéresis de toda la zona leñosa y del trayecto fistuloso.